Otros
factores importantes que afectan a las caídas son la soledad y
la depresión, exactamente la enfermedad más común
entre la gente mayor. Por poner un ejemplo, en EEUU un porcentaje
entre 20% y 40% puede tener depresión entre la gente mayor
(Bulut, 2009), una oscilación percentil que se da por la
tendencia del individuo a esconder la enfermedad.
La
aparición de la depresión cambia según la edad
del individuo que la sufre: hasta cumplir los 40 sube constantemente,
luego sufre una bajada y por último, a los 80 años
empieza a subir de forma vertiginosa.
La
depresión sería la falta de interés en el ocio y
pasárselo bien, junto a otros efectos como por ejemplo, falta
de apetito, insomnio, bajada de energía, cansancio,
psicomotricidad cambiante, perdida de la capacidad de concentrarse,
aumentar la sensación de culpabilidad, perder la habilidad
para pensar, tener pensamientos que inducen al suicidio etc.
Las
causas, sin embargo, son casi infinitas. Por ejemplo, el
fallecimiento de alguien cercano, debilitarse físicamente,
bajada de motivación y objetivos, ir perdiendo independencia y
el desorden genético (Bulut, 2009).
El
hecho de que la depresión está relacionada con la
alimentación no es tan conocido, pero nos sorprendería
saber que el 67-88% de los que sufren depresión no se alimenta
debidamente. Las oscilaciones de peso tienen mucho que ver con la
depresión, tanto la obesidad entre los jóvenes, como la
repentina perdida de peso entre los mayores. Siendo esto así,
la depresión de los mayores implica perder el 10% del peso en
6 meses, estando la mala alimentación de por medio. Además,
no tienes por que estar triste para tener depresión, ya que la
mala atención te puede llevar a la tristeza y esta, a su vez,
a la depresión, o viceversa (Bulut, 2009).
Si
quisiéramos saber quienes son aquellos que no se alimentan
debidamente, veremos que tener una situación socioeconómica
mala, vivir solo, enviudarse y tener discapacidades físicas o
psicológicas afectan sobremanera.
Siguiendo
con la depresión, es una enfermedad que va a una velocidad muy
lenta, y además de ser difícil de detectar (muchos,
encima, no dicen nada sobre su enfermedad y otros tantos piensan que
es algo que va con la edad), otras enfermedades ocultan sus síntomas
(Bulut, 2009). Volviendo al ejemplo de EEUU, de entre seis millones
de casos de depresión sólo se detectan un millón,
algo preocupante, sin ninguna duda. Sin embargo, es aún más
preocupante el efecto que tiene en los fallecimientos, ya que el
riesgo sube a un 59%, siendo casi todos las muertes por suicidio.
Enfrentarse
a ésta enfermedad pronto y hacerle frente adecuadamente tienen
una importancia capital, al igual que analizar bien los factores.
Estos factores pueden ser sociales (el significado social de comer,
el buen entorno para comer, el transporte, la raza, la etnia, el
vivir en pueblos pequeños, la falta de iniciativa…), físicos
( edad, enfermedades, la disminución de diversas capacidades,
la perdida de dentadura, bajada de energía, la bajada del
B-Complex, B-2 y B-12, la dificultad de desarrollar actividades
cotidianas, el alcoholismo ( el 10% de los casos)…) y psicológicos
( formularse preguntas existenciales, vivir solo, tener pocas
visitas, dificultad para cambiar las costumbres, no tener oportunidad
de elegir…) (Bulut, 2009).
Para
concluir, los programas de entrenamiento y el ejercicio físico
comunitario, así como todas las iniciativas de índole
social, tienen una fuerte aplicación en el estado de ánimo
de las personas, y poder llenar el hueco en las ya de por sí
solitarias vidas de los ancianos, es un plus a tener en cuenta.
Bibliografía
BULUT,
Sefa. “Late
life depression:
a
literature review of late-life depression and contributing factors
”. Anales
de Psicología,
2009,
volumen 25,. nº 1, pag 21-26.
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