Tal y
como dice en el artículo, “cada una compagina trabajo, hijos y tiempo libre
como puede, pero hay una coincidencia en la mayoría: los abuelos son una parte
fundamental de la vida de los pequeños. Una figura tierna a la que acaban
adorando.”
El
Estudio sobre las condiciones de vida de las
personas de 55 y más años en Euskadi, publicado por el Gobierno
vasco en septiembre de 2015, revela que las personas mayores con nietos de
corta edad cuidan a sus nietos muy activamente, es decir, una media de 16,4
horas a la semana, algo más de tres horas al día de lunes a viernes. A eso
habría que sumarle las horas que pasan
los mayores (sobre todo, mujeres) en el trayecto al colegio o al domicilio de
los hijos y el tiempo que pasan cocinando las comidas de sus familiares.
Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que esas 5 horas diarias pasan a
representar una ocupación muy importante de esas personas ya jubiladas,
acarreando un escaso tiempo para el disfrute y el cuidado del mismo cuidador.
Además,
cabe destacar que un tercio de las personas mayores cuidan a sus nietos al
menos semanalmente, mientras que aquellos que lo hacen diariamente representan
un 15%.
Siguiendo
al sociólogo Javier Elzo, en estas últimas décadas las personas mayores han ido
adquiriendo un rol más notorio en el cuidado de los familiares y esto se debe a
tres razones principales:
1. Los mayores cada vez viven más y
mejor y son aptos para más cosas
2. La cantidad de nietos a cuidar es
menor, ya que el índice de natalidad ha bajado
3. La figura del cuidador de la
familia tiene un gran rasgo económico, ya que la bajada que han experimentado
los bolsillos de la familia hace que contratar un cuidador sea un lujo, más que
una cosa normal.
En
esta tesitura, cada vez hay más padres que piden excedencias o reducciones de
jornada y según el Gobierno Vasco,
el año pasado, 17.194 personas se beneficiaron de ellas, el 92% de ellas
mujeres. Como dato orientativo, el importe medio de la ayuda ascendió a 1.761,
91 euros-.
Pero
está claro que no todo el mundo puede permitirse el lujo de ingresar menos
dinero para sacar la vida adelante, y “ante la falta de una política de
conciliación en mayúsculas, los más vulnerables son aquellos que no cuentan con
una red de apoyo familiar”. Y más aún si son mujeres.
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