“Cuando,
por los motivos que sean, alguien hace un parón en sus entrenamientos, acaba
dándose cuenta de lo que cuesta ganar la buena forma física y lo rápido que se
pierde”
Seguro
que al leer esta frase a todos nos ha venido a la mente algún caso cercano
(incluso propio) y seguramente un halo de resignación haya entrado en nuestro
cuerpo. El abandono de nuestra rutina deportiva es, justamente, el tema que
trata este
artículo de El País. Eran palabras de Vanesa Sanz, fisioterapeuta y
entrenadora personal, pero también añadía que
“la buena noticia es que en cuanto se retoma, también se recupera con
mucha rapidez”.
Eso
sí, la recuperación ‘de lo que eramos antes’ no suele ser igual para todos ,
así, un deportista de élite retorna a su estado previo en pocas semanas,
mientras que un recién empezado tendrá dificultades para volver a su ser. De
igual manera, si dejas de hacer ejercicio seis meses después de actividad
continuada, “conservarás casi la mitad de la potencia muscular ganada”.
Aquellos asiduos del ejercicio notarán en un tiempo de tres semanas que el tono
muscular se pierde y el cuerpo vuelve a estar más blando. Seguro que los
comentarios de Sanz harán que nos pensemos dos veces la ‘fresca’ decisión de
dejar de hacer ejercicio.
Ahora
bien, la cantidad de ejercicio realizado previamente no es el único factor a la
hora de evaluar la pérdida de esa forma física, ya que, el motivo para dejarlo,
según la experta Molly Galbraith, afecta a esa pérdida. Así, “si es por
enfermedad, el cuerpo está sobreestresado y en dos o tres semanas ya se nota
cómo pierde tono. En cambio, si estás sano y realizas algo de ejercicio ligero,
puedes tirarte hasta cinco semanas sin una pérdida significativa”
Preguntan
a Sanz que hacer para evitar ‘desertar’ y la respuesta es amplia:
electroestimulaciones, para hacer ejercicio rápidamente; un entrenador personal
cañero; hacer cosas que nos diviertan y optar por el ejercicio al aire libre.
Aprovechando la
importancia de este tema, queremos decir que son muchos los mayores que dejan de
hacer ejercicio por diversas razones y que seguramente no se dan cuenta del
error que están cometiendo. El ejemplo más claro suele ser en vacaciones, ya
que, excepto contadas excepciones, raramente se ve una determinación clara de
mantenernos activos.
A tenor de lo
visto, ¡a ver quien se queda en el sofá ahora!
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