lunes, 25 de abril de 2016

Cuatro apuntes sobre la propiocepción



Nuestra compañera Irati ha encontrado un trabajo interesante sobre la propiocepción y nos ha parecido conveniente compartirlo aquí, ya que entendemos que es interesante trabajar el ejercicio físico (y la prevención de caídas) desde esta óptica novedosa.

A modo de introducción, diremos que en 1906 Sherrington describió por primera vez la PROPIOCEPCION como la información sensorial que contribuye al sentido de la posición propia y del movimiento. Con el tiempo el término ha evolucionado y la actualidad se conoce como la conciencia de posición y movimiento articular, velocidad y detección de la fuerza de movimiento. Consta de tres componentes (Saavedra, Lephart):
a. Estatestecia: provisión de conciencia de posición articular estática.
b. Cenestesia: conciencia de movimiento y aceleración.
c. Actividades efectoras: Respuesta refleja y regulación del tono muscular

La propiocepción mantiene la estabilidad articular bajo condiciones dinámicas, proporcionado el control del movimiento deseado y la estabilidad articular. La propiocepción depende de estímulos sensoriales provenientes de los sistemas visual, auditivo y vestibular, de los receptores cutáneos, articulares y musculares, que son responsables de traducir eventos mecánicos ocurridos en los tejidos en señales neurológicas. (Saavedra, Lephart).
El Colegio Americano de Medicina Deportiva recomienda que se haga una prescripción de ejercicios propioceptivos tanto dinámicos como estáticos. Los primeros ejercicios comprenden una amplia base de postura y progresivamente se va aumentado la complejidad, disminuyendo la base de postura y una sola pierna durante 30 o más segundos con los ojos cerrados. Estos últimos generalmente consisten en ejercicios de caminar con diversas bases de apoyo, comenzando con paso normal y progresivo y poco a poco reduciendo la base de sustentación para andar.
Varias opciones de entrenamiento están disponibles para potenciar las respuestas neuromusculares protectivas en las extremidades inferiores, manteniendo la estabilidad dinámica durante las actividades físicas y deportivas. Técnicas de balance y entrenamiento de agilidad, tales como “shuttle runs, cut and spin drills, cariocas, deslizamiento lateral y tablas de balance, pueden proveer al individuo mejoramiento en el control neuromuscular (Childs).
Otras opciones de entrenamiento para mejorar el control neuromuscular de las extremidades inferiores, involucra superficies inestables tales como la tabla rodante y la tabla inestable.

Sin querer incidir mucho en la teoría, os invitamos a que le echéis un vistazo al programa de ejercicios propioceptivos que hay a partir de la página 21 (pregúntanos por el documento). ¡Todo sea por mejorar nuestro físico!

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