Con
el objetivo de entender mejor el problema de las caídas y con
el horizonte puesto en la prevención, unos investigadores (ver
enlace) han publicado un trabajo que lleva por título “Caídas
en la población anciana española: incidencia,
consecuencias y factores de riesgo”.
Para
saber el porcentaje, la incidencia y los factores de riesgo de las
caídas, se hizo un seguimiento de 772 ancianos españoles
del ámbito comunitario. Durante un año, y con una
frecuencia de tres meses, se les preguntó telefónicamente
acerca de su capacidad funcional, historia de caídas,
antecedentes patológicos, número de fármacos,
alteraciones del equilibrio, ayudas para la marcha, capacidad
cognitiva y síntomas depresivos. También se registró
el número de caídas en el ya mencionado intervalo,
información sobre sus consecuencias y la necesidad de recursos
sanitarios tras ellas.
El
resultado fue que el 28,4%
de la muestra se cayó una o varias veces al año y el
9,9% tuvo caídas múltiples. Hay que decir que dos
terceras partes de las caídas ocurrieron por razones
ambientales/exteriores. En cuanto a las consecuencias, un 9,3% de los
que se cayeron tuvieron fracturas (un 3,1% se fracturó la
cadera); y más de la mitad, es decir, un 55,4% requirió
asistencia médica. Entre estos últimos, el 29% tuvo que
acudir a urgencias y el 7,3% fueron ingresados.
Para
terminar, los factores de riesgo identificados fueron la edad (>79
años), estar solteras o viudas, tomar más de 2
fármacos, dependencia para las actividades del día a
día, poca fuerza o equilibrio y caminar con alguna ayuda
técnica.
Desde
aquí celebramos la investigación de las caídas y
esperamos que, con toda la información obtenida y una
intervención multifactorial adecuada, las caídas pasen
a ser una mera anécdota.
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