A lo largo de la vida de este blog hemos llegado a mencionar una elevada cuantía de razones por las que caemos, motivos por los que el riesgo de caer aumenta, hemos comentado las consecuencias que nos acarreará una caída… pero hay una cuestión que tanto las personas mayores como el resto de los humanos debería conocer en cuanto a las caídas.
Como ya hemos conocido en otras entradas, nadie esta libre de pisar mal o de tropezarse por desniveles u objetos tirados, del mal estado de las calles, falta de iluminación… y, por lo tanto, nadie esta libre de sufrir una fractura, un esguince, un traumatismo por caer mal. El problema es que muy pocos saben como caer bien.
Es importante saber y entender que hay muchas maneras de caer, y la mínima diferencia entre ellas reside en caer “mal” o caer “bien”.
Los datos mencionados en este blog nos han enseñado que las caídas son uno de los accidentes más temidos entre los mayores y ello conlleva el comienzo a recluirse en el hogar, evitar salir de casa, con la consecuente pérdida de vida social, siendo peor el “remedio” que la enfermedad.
Es por eso por lo que tratamos de encontrar el remedio más efectivo para estos males.
En caso de producirse una caída, ¿cómo conseguir que sea lo más suave posible para evitar lesiones? Varios estudios tratan de dar con la mejor respuesta y, según nuestro criterio, de entre las recogidas la más adecuada sería “amoldarse”, dejar que el cuerpo vaya “acomodándose” al suelo (en la medida de lo posible, claro). La intención es tratar de aprender a reducir el impacto de la caída, ya que la mayoría de la gente, se asusta y busca la rigidez del cuerpo (poniendo las manos, los codos, la cadera…) y al golpear el suelo con esa rigidez y en un área concreta del cuerpo, aumentan las posibilidades de sufrir una fractura. (Diario Popular, 2012)
“Se cree que colocando las manos uno se defiende de lastimarse evitando la caída, cuando en realidad, una vez que está lanzada la caída lo que hay que hacer es acoplarse a ella, dejar que el cuerpo se vaya acomodando, si uno incorpora el automatismo de no evitar el impacto contra el piso sino irse acomodando con el piso, aunque se caiga no se lastima tanto”, afirmó Miguel Hadid, Jefe de la Unidad de Geriatría del Hospital Ramos Mejía.
Para aprender a evitar todo ello, ofrecemos cursos de Prevención de Caídas. En los talleres, aparte de preparación física, se practican también métodos de relajación y agilidad mental para poder reaccionar ante un imprevisto. Con todo ello, se ha comprobado que tratando el tema de “caer bien” se obtienen también beneficios en estabilidad y coordinación, puesto que en un momento dado que haya peligro de caída, el usuario tiene mayor probabilidad para reaccionar y recuperar el equilibrio y, por consiguiente, evitar caer. Por lo tanto, también se reduce el miedo a caer en el desarrollo de las actividades de la vida diaria, y todos los efectos que ello conlleva.
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