jueves, 8 de mayo de 2014

La tristeza nos tira al suelo

Otros factores importantes que afectan a las caídas son la soledad y la depresión, exactamente la enfermedad más común entre la gente mayor. Por poner un ejemplo, en EEUU un porcentaje entre 20% y 40% puede tener depresión entre la gente mayor (Bulut, 2009), una oscilación percentil que se da por la tendencia del individuo a esconder la enfermedad.

La aparición de la depresión cambia según la edad del individuo que la sufre: hasta cumplir los 40 sube constantemente, luego sufre una bajada y por último, a los 80 años empieza a subir de forma vertiginosa.

La depresión sería la falta de interés en el ocio y pasárselo bien, junto a otros efectos como por ejemplo, falta de apetito, insomnio, bajada de energía, cansancio, psicomotricidad cambiante, perdida de la capacidad de concentrarse, aumentar la sensación de culpabilidad, perder la habilidad para pensar, tener pensamientos que inducen al suicidio etc.

Las causas, sin embargo, son casi infinitas. Por ejemplo, el fallecimiento de alguien cercano, debilitarse físicamente, bajada de motivación y objetivos, ir perdiendo independencia y el desorden genético (Bulut, 2009).


El hecho de que la depresión está relacionada con la alimentación no es tan conocido, pero nos sorprendería saber que el 67-88% de los que sufren depresión no se alimenta debidamente. Las oscilaciones de peso tienen mucho que ver con la depresión, tanto la obesidad entre los jóvenes, como la repentina perdida de peso entre los mayores. Siendo esto así, la depresión de los mayores implica perder el 10% del peso en 6 meses, estando la mala alimentación de por medio. Además, no tienes por que estar triste para tener depresión, ya que la mala atención te puede llevar a la tristeza y esta, a su vez, a la depresión, o viceversa (Bulut, 2009).

Si quisiéramos saber quienes son aquellos que no se alimentan debidamente, veremos que tener una situación socioeconómica mala, vivir solo, enviudarse y tener discapacidades físicas o psicológicas afectan sobremanera.

Siguiendo con la depresión, es una enfermedad que va a una velocidad muy lenta, y además de ser difícil de detectar (muchos, encima, no dicen nada sobre su enfermedad y otros tantos piensan que es algo que va con la edad), otras enfermedades ocultan sus síntomas (Bulut, 2009). Volviendo al ejemplo de EEUU, de entre seis millones de casos de depresión sólo se detectan un millón, algo preocupante, sin ninguna duda. Sin embargo, es aún más preocupante el efecto que tiene en los fallecimientos, ya que el riesgo sube a un 59%, siendo casi todos las muertes por suicidio.

Enfrentarse a ésta enfermedad pronto y hacerle frente adecuadamente tienen una importancia capital, al igual que analizar bien los factores. Estos factores pueden ser sociales (el significado social de comer, el buen entorno para comer, el transporte, la raza, la etnia, el vivir en pueblos pequeños, la falta de iniciativa…), físicos ( edad, enfermedades, la disminución de diversas capacidades, la perdida de dentadura, bajada de energía, la bajada del B-Complex, B-2 y B-12, la dificultad de desarrollar actividades cotidianas, el alcoholismo ( el 10% de los casos)…) y psicológicos ( formularse preguntas existenciales, vivir solo, tener pocas visitas, dificultad para cambiar las costumbres, no tener oportunidad de elegir…) (Bulut, 2009).

Para concluir, los programas de entrenamiento y el ejercicio físico comunitario, así como todas las iniciativas de índole social, tienen una fuerte aplicación en el estado de ánimo de las personas, y poder llenar el hueco en las ya de por sí solitarias vidas de los ancianos, es un plus a tener en cuenta.

Bibliografía


BULUT, Sefa. Late life depression: a literature review of late-life depression and contributing factors. Anales de Psicología, 2009, volumen 25,. nº 1, pag 21-26.

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