viernes, 9 de mayo de 2014

¿Cómo podríamos trabajar las caídas en el ámbito institucional?

En esta entrada, analizaremos las caídas desde el punto de vista de la enfermería, ya que el artículo que hemos tenido en cuenta para escribir este texto está escrito por un enfermero. ¿De hecho, conocen bien los enfermeros y/o cuidadores la manera de actuar frente a una caída?

Después de llevar a cabo un estudio sobre los trabajadores de hospitales y residencias(Williams & Scudds, 2008), se ha sabido que los trabajadores también le tienen miedo a caerse. Saben que son evitables, aunque no las tengan todas consigo. Ante esto, queda claro que también hay que trabajar con ellos.

La responsabilidad que tienen los trabajadores de los programas de cuidado es grande, demasiado grande a veces, al menos si observamos lo dicho por ciertos estudios(Australian Goverment, 2005). Un 49% piensa que las caídas son inevitables. Respondiendo a otra pregunta, un 51% rechazaba ciertos ejercicios al pensar que los mayores no serían capaces de hacerlo.


Esas dos respuestas chocan con dos motivaciones que debemos tener en nuestra mente: caerse es inevitable y cualquiera puede hacer ejercicios físicos que se adecuen a ellos, obteniendo una gran mejoría en su salud.

Por supuesto, las respuestas a esas preguntas son muy comprensibles al ver que en 45% de los cuidadores que participó en este estudio realizado en Australia no tenía formación en la materia. Aun así, que un 80% pensara que se podía evitar y que un 90% pensase que eso estaba en sus manos es una buena noticia.

Por lo tanto, teniendo en cuenta los resultados de estos estudios, queda claro que los trabajadores necesitan o deberían tener un entrenamiento y unos conocimientos mínimos sobre la realidad de el entorno en el que se encuentran, sin olvidar la gran importancia de un entorno seguro.

Pero, ¿por qué nos caemos? En entradas anteriores hemos analizado muchos datos diferentes de una forma generalizada. En esta, en cambio, nos ayudaremos de un estudio (Cardoso, s.d.) para explicar más datos interesantes y esperemos que útiles para los trabajadores.

Los factores que influyen en una caída son muy diversos, pero se podrían clasificar en 4 categorías: la falta de fuerza en las extremidades inferiores (caminamos débilmente y nos encontramos en apuros en ciertas situaciones, como por ejemplo, cuando estamos agotados físicamente o cargando peso, al subir las escaleras…), coordinación (por la calle no solemos simplemente andar sino que también miramos a nuestro entorno, hablamos o nos fijamos en si viene algún vehículo, todo a la vez), equilibrio (aún estando bien físicamente perdemos el equilibrio tan solo por un instante y nuestra habilidad de recuperar el equilibrio para no caernos es vital) y también la simetría de nuestro paso, nuestra postura y la agilidad.

Mantener la postura en situaciones de equilibrio y al estar en peligro de caernos es fundamental, ya que esto nos puede limitar a la hora de hacer nuestras tareas cotidianas.

Aquí es cuando más responsabilidad debe adoptar el trabajador, y este debería ser su objetivo.

Muchos expertos recalcan la importancia de caminar rápido y tienen razón, de hecho, ayuda a evitar el cáncer, el sobrepeso, activa el sistema inmunológico, reactiva la memoria, evita la diabetes, fortalece el corazón y los huesos, aumenta la esperanza de vida, baja el colesterol… Podríamos estar días engrosando la lista pero no es nuestro objetivo. Si estáis interesados en más información, contactar con este blog y pedir el “PowerPoint sobre caminar”.

Ya hemos dicho que caminar rápido es bueno, pero a veces oculta la falta de equilibrio y movilidad que tiene nuestro paso. Por eso, es importante caminar lento al hacer un examen. Además de eso, al igual que es recomendable respetar nuestro propio ritmo, es también importante que cada uno se mueva a su velocidad. (Cardoso, s.d.).

Por otro lado, la debilidad física que solemos mencionar puede ser un síndrome clínico, y sus síntomas son los siguientes: perder peso sin querer, admitir que estamos cansados, la debilidad física en sí, bajar el ritmo al caminar y la exigencia de los ejercicios físicos. (Cardoso, s.d.).

Teniendo en cuenta la soledad y falta de estimulación cognitiva que sufren los mayores en las residencias y hospitales, es importante destacar las ventajas psicológicas que tienen los ejercicios físicos, ya que se relaciona con poner nuestra inteligencia en marcha. Sin embargo, también se ha demostrado que el trabajo y los ejercicios cognitivos que entrenamos en las sesiones se transfiere a otras actividades del cerebro. La fuerza, en cambio, no se mueve a ninguna parte para que sea reutilizada, (Cardoso, s.d.), pero, ¡Claro! Sin fuerza en las piernas no vamos a ningún lado.

Resumiendo, en el gráfico de abajo, se pueden observar tres principios imprescindibles para evitar las caídas, por lo menos para personas ingresadas. Así, nuestra participación podría ser más fácil, tanto en hospitales, residencias como en cualquier otro lugar, si tenemos en cuenta lo tratado en este artículo.




   

 

 

 Fuente: Australian Government, 2005

 

 

 

 

 

 

 

Bibliografía


AUSTRALIAN GOVERNMENT: The National Slips and Falls Prevention Project [linean]: slips and falls learning resource. [Camberra]: Australian Government, Deparment of Health and Ageing, 2005. [Kontsulta: 2012-05-12] http://www.health.gov.au/internet/main/publishing.nsf/Content/8F331513D9F8A95BCA257553007FF335/$File/slips-and-falls-prev.pdf

CARDOSO, A. Las caídas en el anciano desde el punto de vista médico
[en línea]. [Salamanca]: Universidad de Salamanca, s.d.. [Consulta: 08-05-2012]. http://web.usal.es/~acardoso/guias/Caidas_M_E_F.pdf

Williams J, Scudds R. “A qualitative investigation of injurious falls in long-term care: perspectives of staff members”. Disability and rehabilitation. 2008. 33. zenbakia. 423-432 orr.

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