¿Debemos aceptar lo que
está permitido, aunque no sea ético ni moral? Es la pregunta que nos planteamos
tras la polémica en torno al maltrato animal en las granjas ganaderas, surgida
a raíz de la retransmisión de un programa de 'Salvados'
Uno de los
últimos programas de Salvados
ha despertado una gran polémica sobre la producción de carne en nuestro
entorno. Se trata del #SalvadosGranjas, una pieza en la que Jordi Évole y su equipo visitaban una
granja en la que se mostraban animales
malviviendo en condiciones deplorables.
La emisión de este programa
ha sembrado la guerra en Redes Sociales con personas que han puesto en el grito
en el cielo en dos bandos:
quienes critican el maltrato de los animales que aparecían en la cinta, y
quienes desmienten que esos casos sean los más representativos.
Y es cierto que no era una
situación representativa, así lo advertía el propio programa con una llamada de
atención durante la emisión. Por cierto, falta de representatividad alentada
por aquellas granjas y empresas que se negaron a hacer aparición para mostrar
sus prácticas.
Sucede que mucha gente a
raíz de este programa ha defendido nuestro modelo de producción cárnica
basándose en que contamos con una legislación de bienestar animal en España. Y
es completamente cierto, pero debemos ser lo suficientemente maduros como para
saber que el nombre de una ley no
garantiza nada, y lo que verdaderamente importa son sus medidas.
Una ley de bienestar animal
puede no garantizar siempre el buen trato.
Una ley de calidad
educativa puede no garantizar una buena educación para el alumnado.
Una ley de transparencia
puede no garantizar una verdadera accesibilidad a la información.
Resulta que en nuestro
entorno solemos acatar algunas realidades tal y como son porque están recogidas
en la legislación. Asumiendo siempre de manera incorrecta que la legislación es
garantista de lo que pretende.
Y es que dentro de la
terminología no deberíamos confundir
'legalidad' con 'ética', al igual que no se debe mezclar lo
'permitido' con lo 'moral'.
Las prácticas que tenemos
en nuestras granjas no nos parecen maltrato animal porque se ejercen sobre
cerdos. ¿Cómo las calificaría la sociedad si los protagonistas del programa
hubieran sido perros?
Si esas prácticas se hacen
sobre cerdos, como la legislación lo permite están dentro del 'bienestar
animales'.
Si esas prácticas se
hicieran sobre perros, como la legislación no lo permite, lo consideraríamos una barbarie y un maltrato animal
inaceptable.
Solemos acatar y normalizar
temas que están legislados por el simple hecho de 'se permiten'.
Es cierto que
#SalvadosGranjas no mostró una situación representativa.
Es cierto que no nos
permite generalizar.
Es cierto que se mostraron
de una manera sensacionalista contextos que no son necesariamente los más extendidos
en producción animal.
Es cierto que nuestra
producción de carne es segura, con unas geniales garantías de calidad y con una
trazabilidad que gozamos en Europa que ya quisieran muchos otros países.
Lo que quizás nos deba
sacudir nuestras conciencias no es únicamente si comemos 'seguro' o si esas
prácticas están más o menos extendidas. Quizás es hora de plantearnos si perpetuar un modelo de producción animal que genera
sufrimiento de manera innecesaria es el camino.
No hace falta ser
sensacionalista y mostrar una granja de animales con malformaciones o con un
trato deplorable para denunciar esta situación. La producción y explotación
animal ya es per se lo suficientemente cruel como para sensibilizar a la
población sobre la barbarie que se comete día a día en los mataderos.
Artículo publicado: https://blogs.alimente.elconfidencial.com/con-ciencia-alimentaria/2018-03-01, /salvados-granjas-animales-maltrato_1519643/?utm_source=twitter&utm_medium=social&utm_campaign=Alimente
Autor: Aitor Sánchez, Dietista-Nutricionista y Tecnólogo Alimentaria.