jueves, 19 de julio de 2018

¿Como decía esa canción del verano?


¡El verano ya llegó, ya llegó, ya llegó... el verano ya está aquí! 

Como ya hemos podido comprobar estos días, este año viene cargado de altas temperaturas, que son sin duda una de las grandes amenazas para la salud y bienestar de los mayores. Por esta misma razón tenemos que aprovechar esas horas extras de luz que nos proporciona el verano y salir a disfrutar de actividades al aire libre, buenas tanto para la salud física como la mental. Pero todo ello cuidando muy mucho de no salir en las hora centrales del día, en las cuales las temperaturas serán las más altas del día.

Debemos tener en cuenta diferentes aspectos, y para ello voy a mencionar el artículo publicado por David Roa Arbeteta en GeriatricArea, donde nos habla de alguna de las complicaciones asociadas al calor como:
  •  Calambres y patología muscula
  • Agotamiento por calor: acompañado de síntomas como fatiga, nauseas, vómitos, etc.
  • Golpe de calor
  • Malestar general: estrés por calor
  • Insolación 

Además el calor dificulta enormemente el poder de conciliar el sueño y descansar de forma efectiva durante la noche, lo cual provoca una sensación de cansancio importante y apatía durante el día.
Las altas temperaturas pueden ser combatidas de forma muy sencilla siguiendo estos consejos que protegerán a los mayores de las secuelas de estos valores extremos:
    Resultado de imagen de verano mayores bebiendo agua
  1. Beber muchos líquidos, evitando los que contengan grandes cantidades de azúcar, cafeína o alcohol ya que el efecto sería el contrario y podría provocar deshidratación. El agua es sin duda el mayor aliado para el verano pero también se deben consumir sopas frías, gazpacho, zumos naturales, etc.
  2. Vestir ropa cómoda, ligera, fresca y de color claro. Es importante que deje transpirar. Evitar calzado con poca sujeción tipo chancla ya que aumenta de manera exponencial el riesgo de caída.
  3. Hacer comidas ligeras, aunque debamos aumentar el número y frecuencia de las mismas. Debemos incluir en la dieta de verano productos como ensaladas, verduras y frutas, evitando comidas copiosas. Es importante mantener la variedad de alimentos en nuestro día a día veraniego al igual que el resto del año.
  4. Intentar permanecer en lugares frescos y ventilados durante las horas centrales del día. Las actividades físicas que más esfuerzo nos demandan debemos realizarlas a primera hora del día o a la última de la tarde.
  5. Usar protector solar en nuestra piel siempre que nos expongamos al sol, previendo así la aparición de enfermedades de la piel y sus terribles consecuencias.

Como ya habéis leído, el calor influye en ciertos aspectos que debemos de cuidar, pero a su vez aprovechar el verano como un tiempo de disfrute, en el cual los mayores pueden pasar más tiempo en familia, viajar y romper la rutina diaria, eso sí, cuidando siempre los aspectos relacionados con la salud.

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