lunes, 17 de noviembre de 2014

¡Hasta el respirar, se puede mejorar!


La respiración es un proceso que pueden llevar a cabo únicamente los seres vivos, los cuales necesitan oxígeno para vivir. Por ello, la respiración se comprende como una función vital.

A través de la respiración, lo que los seres vivos hacen es permitir el ingreso de oxígeno en su cuerpo, y a su vez, eliminar el dióxido de carbono que no necesita.
A partir de este intercambio de gases con el medio ambiente, nuestro cuerpo obtiene la fuerza, energía y la vitalidad necesaria que nos permite, directamente, vivir.

“Es la primera experiencia que vivimos al nacer, primer proceso fisiológico de manera independiente”.

“IMPRESCINDIBLE PARA TODA LA VIDA”

Por explicarlo de un modo sencillo, el oxígeno que nos nutre la respiración, sería “el gasoil” de todos los procesos fisiológicos: actividad cerebral, sistema nervioso, músculos, órganos, y un largo etc.

Pero, claro, respirar únicamente no basta, hay que hacerlo correctamente:

Una respiración correcta, es una respiración COMPLETA, en la que interviene todo el sistema respiratorio y los pulmones se llenan de aire. Debemos inspirar POR LA NARIZ, ya que purifica y termorregula el aire.

Así mismo, procuraremos recordar y aplicar estas 4 fases en busca de la respiración más correcta:

  1.  Inspiración: el aire entra lentamente en los pulmones hasta alcanzar su máximo.

  1.  Retención: el aire se mantiene unos segundos para que las células se oxigenen.


  1.  Espiración: se expele lentamente el aire inspirado, que lleva consigo el dióxido de carbono y el resto de las partículas de desecho.

  1. Descanso: los músculos y aparato respiratorio quedan relajados unos segundos antes de volver a comenzar con el proceso.
A modo de consejo, a la hora de inspirar, sería aconsejable tratar de llenar primero el bajo abdomen, después el medio abdomen y finalmente el pecho. Al contrario para espirar.

Es importante también, saber “QUÉ” nos impide respirar bien.

  • Estrés o tensión: una respiración agitada implica un tiempo muy reducido para que los órganos y músculos puedan absorber el oxígeno y su energía.

  • Mala postura: ello conlleva a una menor capacidad pulmonar.

  • Desórdenes médicos: asma, alergias…

  • Malos hábitos alimenticios: comer mucho, hacerlo muy rápido…

  • Contaminación, humo, espacios sin ventilar…

  • Medicamentos, alcohol, café: pueden producir alteraciones respiratorias.

  • El tabaco.

Pero, si mi cuerpo por sí solo ya conoce el proceso de la respiración, y lo hago sin darme cuenta, ¿para qué debemos aprender toda esta teoría? Porque a la hora de respirar, el simple hecho de hacerlo bien o hacerlo mal, nos acarrea una serie de beneficios o, en el otro extremo, problemas.

Respirar correctamente implica: hacerlo de manera suave, profunda, rítmica, fluida, placentera, SIN FORZAR. Si conseguimos hacer todo esto de modo habitual, inconscientemente, nos beneficiaríamos en:

  • Reducción del esfuerzo del corazón:

    • Menor tensión arterial
    • Mejor circulación sanguínea
    • Menos enfermedades cardiacas

  • Incremento del número de glóbulos rojos: conlleva una mayor oxigenación.

  • Mayor rejuvenecimiento de las glándulas y de la piel.

  • Mejora el funcionamiento del sistema nervioso parasimpático:

    • Menos latidos necesarios
    • Músculos más relajados
    • Mejor actividad cerebral

  • Mejora la elasticidad de los pulmones: más capacidad y fuerza

  • Quemar más fácilmente las grasas

En cambio, no respirar correctamente, nos perjudica en los siguientes factores, entre otros:

  • Disminución de la capacidad pulmonar y torácica

    • Menor circulación sanguínea
    • Menor calor corporal
    • Sobreesfuerzo del corazón

  • Sequedad en la boca

  • Digestión pesada e irregular

  • Deterioro del estado del sistema nervioso e inmunológico

  • Sensación de cansancio, ansiedad, malestar.

    • El cerebro es quien más oxígeno consume: sin él sufriríamos dolor de cabeza, somnolencia, depresión…

Por nuestra parte, y suponemos que por la de todo el mundo, pudiendo elegir entre los beneficios y los perjuicios de una buena o mala respiración, nos quedaríamos con los beneficios. Y para ello, existen sencillas y diferentes maneras de trabajar nuestra capacidad pulmonar:


No podemos olvidar, además de los ejercicios de la foto, que la capacidad pulmonar y cardiaca se mejora también trabajando nuestra capacidad aeróbica. Esto se consigue mediante el caminar, nadar, andar en bicicleta… al menos durante 30 minutos al día.


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